Aunque Google hace tiempo que ya no ofrece datos sobre la cantidad de búsquedas mensuales que se realizan en torno a casi todo cuanto tiene que ver con los suicidios, sabemos a ciencia cierta, gracias a otras herramientas de medición, que «cómo suicidarse sin dolor» es una de las que acumula mayor número de consultas entre quienes quieren o fantasean con quitarse la vida.
El miedo a una muerte dolorosa es uno de los obstáculos que frenan a muchas personas con ideas suicidas. Por ello buscan, en su desesperación, conocer a través de Internet algún método efectivo y rápido con el que acabar con su existencia sin sufrir dolor.
Aunque suene duro leer esto, y es algo que no debe usarse nunca como argumento de disuasión cuando alguien te comunica sus pensamientos suicidas, lo cierto es no existe ninguna manera de suicidarse sin dolor, ya que aunque el suicida encontrase alguna forma dulce de morir dormido, con su acto dejará siempre tras de sí un reguero de dolor en otras personas.
Porque por más que uno crea que no le importa a nadie, siempre hay alguien que se preocupa por ti y/o está dispuesto a ayudarte. Recordemos siempre que el suicidio es una decisión definitiva e irrevocable para un problema temporal.
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Quienes se suicidan o lo intentan, en su inmensa mayoría, no desean en realidad acabar con sus vidas, sino con un dolor insoportable que hace de su existencia un infierno.
Por eso es en cierta medida paradójico, y puede que un indicador de una voluntad no férrea de suicidarse, el hecho de que se busque cómo morir sin dolor o cómo matarse sin padecer una muerte agónica.
Métodos para suicidarse sin dolor: mitos y verdades
Una cosa que debes tener siempre clara es que nadie, y cuando decimos nadie es nadie, puede asegurar al 100% que una forma de morir no es dolorosa, por el simple hecho de que ninguna persona ha podido volver para confirmarlo.
Sí es cierto que científicamente se puede baremar el grado de dolor de las distintas formas de morir, pero no deja de ser un supuesto teórico del que habría que fiarse.
Es obvio que todas aquellas maneras de morir rápida o instantáneamente, como por ejemplo la guillotina, al menos sí garantizan que el dolor, aunque pueda existir, será muy efímero.
Morir asfixiado dentro del coche
Algunos llegan a hablar de formas placenteras de suicidio, como la asfixia por monóxido de carbono. La inhalación de vapores producidos por una combustión, que se produce, por ejemplo, al encerrarse en el coche en marcha con una manguera conectada al tubo de escape, se ha «vendido» a menudo como una muerte dulce.
Sin embargo, debes saber que no siempre es un método eficaz y que, cuando no lo es, puede provocar daños cerebrales permanentes o complicaciones cardiopulmonares. En otras palabras, que te quedes hecho un vegetal, por hablar claro.
Además, cada vez más marcas están fabricando sus vehículos con emisiones no contaminantes. Hyundai lo ejemplificó tan gráficamente hace unos años que tuvo que retirar el anuncio ante la polémica que causó:
Una bolsa de plástico y helio
Allá por los años 90 se popularizó, por decirlo de alguna forma, el suicidio por asfixia mediante una bolsa de plástico ajustada a la cabeza y conectada con una manguera a un tanque de gas helio u otro gas inerte como el nitrógeno.
Supuestamente, este sistema provocaría una rápida pérdida de conciencia y posterior muerte por sofocamiento. Sin embargo, esta supuesta muerte dulce no es tal.
La realidad es que quienes han visto a alguien despedirse así del mundo refieren que la agonía se produce entre fuertes sacudidas del cuerpo y convulsiones durante un eterno lapso de entre 25 y 50 minutos.
Además, los fabricantes de helio están incluyendo en las bombonas una proporción de un 20% de aire que las invalidan para su uso conjunto con la bolsa de plástico en estos kits de suicidios.
Suicidarse sin dolor con pastillas, veneno o drogas
Otras de las presuntas mejores formas de morir sin dolor son la ingestión de pastillas, el envenenamiento o la sobredosis deliberada de drogas.
En estos casos, de nuevo, las posibilidades de no fallecer pero sí quedar malparado con una embolia cerebral de por vida están ahí y no son pocas, sobre todo si la atención médica se demora tras el intento de suicidio.
Por no hablar de que algunos plaguicidas o pesticidas, como la estricnina, o la amatoxina presente en las setas venenosas, lejos de provocarte la muerte mientras duermes, te llevan al otro mundo de una manera horrible, con un sufrimiento extremo.
El envenenamiento suele ser un método poco efectivo, pues por lo general requiere cierto tiempo morir así, lo que aumenta las posibilidades de que el suicida sea descubierto y rescatado.
Morir congelado
La hipotermia o muerte por congelación se cita a menudo como una opción entre quienes buscan cómo matarse sin dolor. Se supone que al final del proceso uno siente una agradable sensación con la que te vas dejando llevar hasta tu último aliento.
No obstante, hasta llegar a ese punto pasarás horas helado de frío, temblando y con la piel aterida, hasta que pierdas la memoria o sufras alucinaciones o puede que sientas un calor insoportable. De modo que de muerte dulce, rápida e indolora, nada de nada.
Cortarse las venas o la yugular
Muy cinematográfico es el suicidio por el método de cortarse las venas y arterias de las muñecas, que curiosamente se presenta casi siempre con cortes perpendiculares a las mismas, sistema menos efectivo para desangrarse que hacerlo longitudinalmente.
Si te preguntas por qué en muchas películas lo hacen en la bañera, no es por dejar todo el suelo lleno de sangre sino porque las heridas hechas con armas blancas en los brazos con el agua caliente, al parecer, duelen menos.
Las secciones deberían ser profundas y el dolor sería agudo y prolongado, ya que el ser humano tarda en desangrarse. Un método de baja efectividad, pero muy escandaloso.
¿Y cortarse la yugular? De poco dolor, nada. Y salvo que tengas conocimientos médicos y quirúrgicos, no sabrás diferenciar entre tendones y arterias…
Sería una agonía lenta y altamente dañina aun cuando des a la primera con la carótida, en cuyo caso tardarías unos 18 minutos en desangrarte. En el caso de la arteria femoral serían 6 minutos.
Inyectarse aire en las venas
Habrás oído también que inyectarse aire en las venas es mortal. Pues bien, debes saber que si la cantidad es poca no servirá absolutamente de nada, ya que las burbujas en tu torrente sanguíneo se disiparán sin más.
Para que se obstruyan arterias y venas con resultado de muerte sería necesario una inyección de más de 50 centímetros cúbicos. Para que te hagas una idea, sería el equivalente al líquido de un vaso de licor.
Además de eso, depende de donde pinches. Si lo haces en una vena serán tus pulmones los afectados, mientras que si la punción la realizas en una arteria podrías lograr una hemiplejia o un infarto o angina de pecho.
Cantidad y lugar del pinchazo al margen, el aire contiene bacterias. Eso significa que uno de cada tres casos de inyecciones subcutáneas o intramusculares podría ocasionar infecciones mortales.
Lanzarse al vacío para suicidarse sin dolor
Precipitarse desde un edificio, puente o una estructura desde una altura considerable suele garantizar una muerte en muy pocos segundos (puede que a quien cae se le hagan eternos), pero requiere no tener vértigo y precisa de una voluntad decidida de irse de este mundo. También del civismo o la humanidad de hacerlo donde evites la más remota posibilidad de caer sobre otra persona.
Tirarse a las vías del tren cuando este pase a toda velocidad es otro método frecuente entre los suicidas. Si dudas en el último segundo, corres el riesgo de quedar muy malherido, al igual que si decides estrellarte con el coche o despeñarte con él por un acantilado (recuerda que los airbags están para salvarte).
Ahorcarse ni lo citamos entre las formas de matarse sin dolor porque, salvo que se haga con una buena soga y desde una altura lo suficientemente alta como para que el peso de tu cuerpo te rompa el cuello con el impacto, es una muerte de lo más conscientemente agónica.
Dispararse en la cabeza
Pegarse un tiro sí es rápido y el dolor tan fugaz que ni te enteras, pero requiere del acceso a un arma de fuego, para lo que debes tener una licencia. Si se la robas a alguien que la tenga, tendrás que saber usarla.
Y no creas que es sólo apretar el gatillo y ya. Si decides dispararte en el corazón u otro órgano es probable que no mueras, al menos no sin dolor y en un corto espacio de tiempo; por eso habrás visto en las películas que los suicidas se meten el arma en la boca o se apuntan a la sien. El objetivo es el cerebro, pero si fallas, serás un vegetal el resto de tus días.
Cuestión radicalmente distinta a todo lo visto sobre suicidarse sin dolor es hablar del derecho a una muerte digna para pacientes terminales, de lo que no trata este artículo y abordaremos debidamente en otro.
En el caso de que tengas pensamientos suicidas, te recomendamos encarecidamente que acudas a un profesional sanitario en busca de ayuda. Internet difícilmente va a proporcionártela.
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