
¿Qué relación existe entre la Cienciología y los suicidios? Lo primero que hay que dejar claro es que la Cienciología es una secta, por más que se describa a sí misma como una religión y pese a que en España una sentencia de la Audiencia Nacional aprobara en 2008 su inscripción en el Registro de Entidades Religiosas, con todos los beneficios que ello conlleva.
Aunque hay en el mundo sectas muy diferentes entre sí, el denominador común de todas ellas es que siempre buscan aprovecharse de la gente, lo que se sustancia por lo general de dos formas: quedándose con su dinero y/o explotándoles laboral o sexualmente.
Fundada en Nueva Jersey en 1953 por el escritor de ciencia ficción (poco más habría que explicar) L. Ron Hubbard (1911-1986), la sede mundial de la Cienciología está ubicada en Base Dorada (California) y es popularmente conocida como la religión de los famosos. Celebridades como Tom Cruise o John Travolta han sido sus principales embajadores públicos.
“Se presenta como religión y en el fondo es una psicoterapia desquiciada que toma elementos de religiones orientales y de la ciencia ficción”, afirmaba Luis Santamaría, investigador de sectas y miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), durante la inauguración de la sede madrileña de la Cienciología en 2004.
Suicidios y salud mental: ¿qué papel juega la Cienciología?
Uno de los pilares doctrinales de la Cienciología es el rechazo absoluto a la psiquiatría y los tratamientos médicos convencionales de salud mental. Este rechazo ha generado una enorme polémica y, según denuncian ex adeptos y asociaciones críticas como Xenu.net, ha tenido consecuencias trágicas.
Entre los casos documentados figuran personas con antecedentes de depresión, psicosis o pensamientos suicidas que abandonaron su medicación por consejo directo o indirecto de la organización. La política de «desconexión» (romper contacto con familiares críticos del grupo) agrava aún más el aislamiento y la presión psicológica.
En el caso de Kyle Brennan, un joven estadounidense con depresión clínica, su suicidio en 2007 ocurrió poco después de que su padre, cienciólogo activo, le retirara su medicación antidepresiva (Lexapro) alegando que la “tecnología de Hubbard” era suficiente. El caso generó titulares y controversia, pero nunca se llegó a juicio.
Otro caso relevante es el de Kaja Ballo, estudiante noruega que se suicidó en 2008 tras recibir un devastador resultado en el “Oxford Capacity Analysis”, un test de personalidad que la Iglesia de la Cienciología utiliza para captar nuevos miembros. La investigación en Noruega no encontró culpabilidad penal directa, pero sí dejó claro el fuerte impacto emocional del test.
Testimonios de ex adeptos
Figuras como Leah Remini, actriz estadounidense y ex miembro de alto perfil, han denunciado prácticas sistemáticas de coacción, vigilancia y acoso psicológico dentro de la organización. Su serie documental Scientology and the Aftermath (A&E) recoge numerosos testimonios de antiguos fieles que relatan episodios de ansiedad, miedo y deterioro emocional tras abandonar el grupo.
Otras plataformas como WhyWeProtest y los informes de Tony Ortega, periodista especializado en Cienciología, recopilan más de un centenar de casos de suicidios o muertes dudosas de miembros o ex miembros de la Iglesia, algunas ocurridas en centros como Narconon (programa de rehabilitación de adicciones vinculado a la organización) y otras en las bases de Sea Org, el núcleo interno del grupo, famoso por sus condiciones de vida extremas.
¿Indicios o causalidad?
Cabe decir que no existe evidencia judicial definitiva que vincule de forma directa a la Iglesia de la Cienciología con la inducción activa al suicidio. Pero sí existe un patrón repetido en muchos testimonios: personas vulnerables, aisladas, económicamente exprimidas, privadas de atención médica adecuada y sometidas a una intensa presión grupal.
No se trata de afirmar que la Cienciología cause suicidios, sino de subrayar que su entorno doctrinal y su estructura de control pueden agravar gravemente la salud mental de sus miembros más frágiles.
La Iglesia de la Cienciología mantiene un discurso externo de «liberación espiritual» y «tecnología de mejora personal», pero múltiples investigaciones, denuncias judiciales y testimonios de ex miembros apuntan a un sistema cerrado, coercitivo y económicamente depredador, donde los problemas de salud mental no sólo no se tratan, sino que se niegan o se castigan.
En un contexto así, el suicidio deja de ser una tragedia aislada y se convierte en una consecuencia previsible.