El suicidio de un ser querido es uno de los episodios más difíciles por los que puede pasar una persona en su vida. La familia tras un suicidio experimentará una serie de sentimientos que es conveniente canalizar. En este artículo, te facilitamos algunas pautas.
El proceso de duelo en casos de suicidio
El proceso de duelo estándar cuenta con cinco fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación.
Como principio general, no hay que reprimir las emociones porque estas nos permitirán superar el trance a medio plazo y evitaremos que se enquiste.
El principal problema con que nos encontramos aquí es que es la persona la que ha decidido acabar con su vida, una idea muy difícil de aceptar. Cuanto más allegado sea, más difícil es asumir la pérdida, existiendo unas situaciones específicas que no se dan en otros casos.
Sentimiento de abandono
En una persona que ha muerto por una enfermedad o por la actuación de un tercero se asume que esta no ha querido irse. En cambio, en este caso el familiar puede experimentar una sensación de abandono. Es importante dejar que esta emoción fluya.
Sentimiento de culpa
Es recurrente la sensación de culpa en los familiares porque creen que lo podrían haber evitado o que podrían haber hecho algo más. Sin embargo, te diremos que cuando una persona ha tomado esta decisión de manera firme, no suele ser posible ayudarle.
Estigma social
Aunque en España el suicidio ya es la primera causa de muerte no natural, sigue habiendo un cierto estigma para hablar de ello, tanto por los familiares que se sienten con la obligación de proteger al difunto como por el entorno.
Apoyo psicológico para la familia del suicida
La familia tras un suicidio ha de buscar apoyo documental si siente que lo necesita y no renunciar al apoyo profesional. Tener información es fundamental para vivir la situación con la menor angustia y tristeza posible.