El suicidio de Peg. Parece que en La Meca del Cine algunos le están cogiendo el gusto a reinventar en la pantalla sucesos reales acaecidos en Hollywood, dulcificando o cambiando radicalmente sus trágicos finales.
Lo hizo Quentin Tarantino en su película más reciente, «Érase una vez en… Hollywood», donde el cineasta reescribió los terribles asesinatos cometidos por la secta de Charles Manson; y ahora lo hace Ryan Murphy en la miniserie de Netflix «Hollywood».
El famoso showrunner reconstruye a su manera la etapa de la industria del cine estadounidense tras la Segunda Guerra Mundial.
Mezclando ficción con notas reales, la serie orbita en torno al rodaje de una película sobre Peg, una joven actriz que se lanzó al vacío desde la letra H del letrero de Hollywood.
A muchos espectadores les ha surgido la duda: ¿Existió realmente Peg y murió tal y como se relata en la serie?
Pues así es. Ocurrió de verdad. Ryan Murphy ha rendido en su producción un homenaje a esta joven, llamada Peg Entwistle, que se suicidó cuando tenía solo 24 años tirándose desde lo alto del icónico cartel.
La miniserie de siete capítulos reinventa el ambiente del mundillo cinematográfico de los años cuarenta, de tal modo que en él tienen cabida, aunque no sin reticencias por parte de muchos personajes de la época, los hombres y las mujeres de color, los asiáticos y el colectivo homosexual.
Ryan Murphy opta por embadurnar de miel una intrahistoria de Hollywood que distó mucho de ser tan dulce en aquella época.
La trama gira en torno a un grupo de jóvenes actores, guionistas, productores y directores que luchan por hacerse un hueco en el -de puertas afuera- deslumbrante mundo del cine.
En el «Hollywood» de Netflix, un chico gay y negro es el autor del guión de una película sobre Peg Entwistle, que en principio se iba a titular «Peg», pero se retitulará «Meg» para acabar siendo interpretada por una actriz afroamericana.
La verdadera historia del suicidio de Peg
La Peg de la que se habla en «Hollywood» se llamó en la vida real Milicent Lilian Entwistle y nació el 5 de febrero de 1908 en Gales. Con solo 5 años de edad, tras la muerte de su madre por una enfermedad, se trasladó a Nueva York junto a su padre Robert Entwistle, que era actor y moriría a finales de 1922 atropellado en Park Avenue por una limusina cuyo conductor huyó.
Junto a sus dos hermanos pequeños, Peg quedó a cargo de sus tíos, que vivían en Los Ángeles, muy cerca del letrero de Hollywood. En una biografía firmada por James Zeruk Jr. se relata que Peg solía jugar a trepar por las enormes letras, en un cruel guiño al que sería su final.
Tres años después, con 17 años, la joven regresó a Nueva York para triunfar en Broadway con la obra «El pato salvaje». En la ciudad de los rascacielos fue donde adoptó el nombre de Peg tras asistir a un espectáculo que se llamaba «Peg O’ My Heart».
Los siguientes años trabajó sobre los escenarios, perpetuando la tradición familiar que llevaba en la sangre y cosechando buenas críticas por sus actuaciones. Hasta Bette Davis llegó a ver en ella toda una inspiración para convertirse en actriz.
Sin embargo, el sueño de Hollywood martilleaba sus aspiraciones artísticas. Quería ser una estrella, de modo que en 1932, en plena Gran Depresión, volvió a Los Ángeles para probar suerte, mientras compatibilizaba esa aventura con su papel de Amy March en un montaje de «Mujercitas» en Nueva York que se había estrenado en marzo del año anterior.
En el terreno amoroso no le había ido nada bien. Dos años duró su matrimonio con el actor Robert Keith, un alcohólico que la maltrató y le ocultó que tenía un hijo pequeño de una relación anterior.
Su carrera hollywoodiense arrancó sobre las tablas del teatro, donde protagonizó «The Mad Hopes» con Billie Burke y Humphrey Bogart.
Ese trabajo suyo llamó la atención del poderoso productor David O. Selznick (que aparece metainterpretado por Dylan McDermott en la serie de Netflix), quien la contrataría para la compañía RKO, una de las majors de la época dorada de Hollywood.
El hundimiento emocional que acabaría con el suicidio de Peg prendió su mecha cuando la debutante Katharine Hepburn le arrebató el papel de Sydney Fairfield en el drama «Doble sacrificio», dirigido por George Cukor.
A ese fiasco personal se sumaron las malas críticas generalizadas que recibió la película en la que sí participó merced a su vínculo con RKO, «Trece mujeres», una cinta de terror dirigida ese mismo año por el franco-americano George Archainbaud.
Ya no solo es que su primera incursión en el mundo del celuloide estuviera lejos de ser un éxito, sino que además el montaje final redujo de 16 a 4 minutos su aparición en la gran pantalla. ¿El motivo? Su personaje era una mujer casada que mantenía una relación lésbica, algo que la censura de la época castigó.
Aquí puedes ver una de sus escenas:
Al terminar de rodar, para más inri, RKO rescindió su contrato y le llegó una preocupante sequía de trabajo. Nadie la llamaba tras hacer audiciones. Llegó a pensar en posar desnuda para un calendario ilegal, pero ni eso le podía dar el dinero suficiente para regresar a Nueva York.
Peg se sumió entonces en una profunda depresión que la llevó a refugiarse en el alcohol. Y la bancarrota, a vivir de nuevo a casa de sus tíos.
La noche del 16 de septiembre de aquel mismo 1932, sin blanca y ahogada en las penas, se encaramó a lo alto de la letra H del cartel que entonces aún decía «Hollywoodland» (el cambio al actual «Hollywood» se produjo en 1949).
Desde allí, a unos 15 metros de altura, saltó al vacío, añadiendo su nombre a la leyenda negra de Hollywood. El sueño que acabó en pesadilla.
Los recortes de prensa locales refieren que fue una mujer la que halló el cadáver de la actriz británica cuando paseaba por la zona. En el interior del bolso de Peg había una nota de suicidio en la que se podía leer:
“Tengo miedo, soy una cobarde. Pido perdón por todo. Si hubiera hecho esto hace tiempo, me habría ahorrado mucho dolor. P. E.”.
Su tío Harold, tras identificar el cadáver, se encontró en casa una carta en la que la compañía Beverly Hills Playhouse le ofertaba un papel protagonista en su nueva obra. En una perversa ironía del destino, el personaje que le ofrecían era el de una joven que acaba quitándose la vida.
Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas descansan en una tumba en Ohio junto a los restos mortales de su padre.
El suicidio de Peg es el que, como decíamos al principio, ha servido de gancho a un Ryan Murphy que se identifica con los conflictos y la tristeza de esta actriz para dibujar una fábula revisionista de color de rosa, bienintencionada pero demasiado forzada, sobre el Hollywood dorado.
El de Ryan Murphy no es el único homenaje que ha recibido Peg Entwistle en la pantalla que ella tanto anhelaba conquistar. En 2017 se estrenó «Hollywood Girl: The Peg Enwistle Story», un cortometraje de media hora donde, aunque con un bajo presupuesto, se cuenta el último día de la actriz. Aquí tienes el trailer, pero puedes verlo íntegro en Amazon Prime.
La cantante Lana del Rey también hace referencia al fatídico final de Peg en el videoclip de su tema «Lust for Life»:
En la actualidad, los guías locales cuentan a los turistas de Los Ángeles la historia de esta malograda actriz, que logró en la muerte la fama a la que aspiraba en la vida y cuyo fantasma (y su perfume de olor a gardenias) muchos dicen haber visto (y olido) en las inmediaciones del monte Lee donde se suicidó.
En el año 2014 un centenar de personas se dieron cita en Hollywood para ver «Trece mujeres» en una pantalla al aire libre. Los beneficios obtenidos de un sorteo y de la comida y bebida vendidas durante en la proyección fueron donados a la Fundación Americana para la Prevención del Suicidio.
Puedes comprar desde aquí la biografía de Peg, tanto en formato ebook como el libro físico:
[wpas_products ASIN=0786473134]
Si te ha gustado la historia sobre el suicidio de Peg, quizá te interese ver más artículos sobre el suicidio en la cultura.