El suicidio de Ari Behn, escritor noruego que estuvo casado con la princesa Marta Luisa de Noruega, tuvo lugar el 25 de diciembre de 2019 a los 47 años de edad, tal y como confirmó a través de un comunicado su propia familia.
«Con gran dolor en el corazón, los familiares más cercanos de Ari Behn informamos hoy de que se ha quitado la vida. Pedimos respeto a nuestra vida privada de ahora en adelante», indicó su representante Geir Håkonsund en una nota enviada a los principales medios de comunicación de su país.
Su cadáver fue encontrado por la policía en su domicilio de Oslo. Resulta llamativo que en esta ocasión, aunque seguramente sea por la claridad del escrito de la familia, las noticias no hayan tratado de edulcorar u ocultar que se ha tratado de un suicidio, algo que si ya de por sí resulta tabú, lo es más cuando la víctima pertenece o está ligada de algún modo con la realeza de un país.
La primogénita de los reyes noruegos y el escritor y también pintor Ari Behn se casaron en 2002, se separaron catorce años después y se divorciaron, el primero formalizado en la Casa Real noruega en dos siglos, en 2017.
El fallecido deja tres hijas: Maud Angelica, de 16 años; Leah Isadora, de 14; y Emma Tallulah, de 11.
Ari Behn dijo hace dos años que el actor Kevin Spacey le había tocado íntimamente en una ocasión, pero le quitó hierro al asunto, tratándolo más como una anécdota, aunque sus palabras tuvieron mucho eco al coincidir con el movimiento #MeToo.
El encuentro de Behn con Spacey se produjo cuando éste último presidió un concierto del Premio Nobel 2007. Spacey, que ha sido denunciado por otros hombres por abusos sexuales, no se pronunció sobre la acusación de Behn.
Histriónico y depresivo
Behn, que nació en Dinamarca el 30 de septiembre de 1972 pero se crió en Moss (Noruega), es autor de tres novelas, tres colecciones de cuentos y tres obras de teatro, según su propia página web, además de haber firmado junto a la que fuera su esposa un libro sobre su boda. Además, también fue modelo para una cadena de ropa.
Con tendencias depresivas desde su niñez, Ari Behn confesó en 2019 que sufría problemas mentales y era alcohólico. Era un artista provocador e histriónico, lo que no fue bien visto por la sociedad noruega al emparejarse con la princesa Marta Luisa. Días antes de su boda, Behn protagonizó la portada de una revista para la que posó desnudo con un collar.
No fue su única polémica, ni muchísimo menos. Tomó parte de un documental en el que se le veía esnifar cocaína junto a prostitutas y protagonizó una «performance» en la que aparecía como un mendigo por las calles de Londres, pidiendo limosna con una botella de vino, la bandera noruega y un cartel que rezaba: «Soy un pobre escritor (con esta palabra tachada), artista, noruego, por favor ayúdame».
Y, por si había poco para escandalizar a la sociedad escandinava, se lució vestido de drag queen en Barcelona junto a Carmen de Mairena y otros travestis para un documental.
Sin embargo, el detonante final de su ruptura con la princesa fueron unas imágenes de fotomatón en las que aparecía, entre otras poses, con la cabeza entre los pechos de la bloguera Marna Haugen.
Un año después de su divorcio, en 2018, lanzó un libro titulado «Inferno» en el que admitía haber atravesado una fuerte depresión tras la ruptura que, según sus palabras, «se puede comparar con una muerte».
Su relación con su ex mujer era buena, incluso tras haber rehecho ella su vida sentimental con un chamán californiano. Al parecer, Behn llegó a decir que quizá pasarían la Navidad todos juntos. Sin embargo, ese mismo día ponía fin a su vida.
«Puestos en lo peor, soy un payaso. Visto con más clemencia, soy una persona cualquiera y un actor. Para muchos, soy un loco», llegó a decir sobre sí mismo.
Pese a sus escándalos, el suicidio de Ari Behn ha conmocionado a la sociedad noruega. «Tenemos recuerdos cálidos y afectuosos de él; estamos agradecidos de haberlo conocido», dijeron el rey Harald y la reina Sonia en un comunicado oficial.
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